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Tres poemas

Aida González Rossi

 

 

 

si yo hubiera elegido

 

el poema es mi cuerpo

esto es poesía

Blanca Varela

 

si yo hubiera elegido sentirme así… si me hubieran preguntado oye cuerpecito tú quieres incendios forestales helicópteros catástrofes… tortugas que vuelan bombillas encendidas lámparas llenas de polvo pasar la lengua… tú quieres hoyos cascadas un gato en la garganta las uñas de un gato negro en la garganta… si lo hubiera elegido si lo hubiera moldeado y si hubiera pellizcado y si hubiera hecho las aristas con mis manos las aristas… si mis manos las mías una foto darle al clic derrumbar el edificio pisar todos los escombros… uno a uno todos los escombros… oye cuerpecito tú quieres rapidez… luces como bombonas besar los libros tener el tacto de los libros en los labios… labios hinchados labios pájaros colillas de tres o cuatro noches… plantas… si hubiera elegido si hubiera pintado si mi piel arañada por mis dedos trazada por mis dedos marcada por mis dedos… si yo hubiera elegido sentirme así… yo derretirme yo… pero oye cuerpecito esto sale de las huertas… y del piche… y de los azulejos… el suelo no me aguanta el suelo es un barranco en el fondo del barranco el agua en la caída todo esto uno a uno los escombros yo… sube es hiedra se agarra a los nudillos y a los hombros y a los muslos se aprieta en los muslos oye… si hubiera elegido pero dentro… y crujiendo… y derretirme… si yo hubiera elegido sentirme así sentarme así roer mis huesos llover tanto rato siempre… pero oye cuerpecito… oye…

 

 

 

 

 

crees en cosas

 

creías en los cocodrilos de las alcantarillas cuando te hacías trenzas y las cortabas en el baño del cole?    y en la niña de las peras cuando masticabas chicles y te los pegabas a los zapatos y decías hoy no salgo hoy no puedo no?    y en la bola que bajaba cuando la llave de tu

cuarto el sabor a sangre las tuberías    del pueblo dentro de tus brazos dependemos de ti mantén la boca quieta y no grites creías    en las ranas del tejado cuando no tenías piel sino unos leggins y hacías la tijera con los dedos quiero rascarme la ansiedad?    quiero rascarme puedo ser piscinas    de las que te dan alergia cloro en los ojos mirarnos debajo    del agua hablo con los perros no saben qué decir yo sí sé lo que quiero cantar    y creías en mí ah ese es mi truco digo todo lo que pienso mira    pasta de dientes la roca fantasma quedarme encerrada en un ascensor    y morirme soy piscinas    llenas de gente se hacen pis es un secreto tú crees en los secretos cuando estás sola y tienes costuras y se te ve el corazón? alergia adiós quítame esto de los ojos     tu nariz se cierra debajo del agua la belleza es una mosca    que quería meterse en la piscina creías en ella cuando pensaba que podía nadar?    y en mí? salta ahora cuando esté    seca te partirás el cuello cuánto amor necesito para llenarme de sangre entendiste que sería limpio perdona yo nunca    dije que quisiera pero entonces quise y    creí.

 

 

 

 

y aun así deseo

 

dos litros de agua correr hasta la ducha nombrar el glaciar de mi voz. comer lo mismo tres días seguidos es decir comer tres días seguidos y querer del viento el vello. querer del viento el vello y salir de noche y salir de noche a mirar a las muchachas a los ojos (unos ojos no del

todo verdes como las hojas secas de las parras). arrancar las parras y llorar por las parras y querer de la naturaleza una ofensiva. los dedos de la tierra o los dedos de una fábula o mis dedos la humedad dos litros (se queda en los labios es una gota de miel). visitar la calle no

elegir la ropa y morir de frío pero colocar la boca en las alcantarillas aspirar el vapor la sangre de quienes viven    aquí    de la naturaleza una mirada. mirar

 

un hombro recortado en la ventana de la tarde o besar un diafragma en la ventana de la tarde mentirle a la ventana de la tarde no saldremos de aquí con vida. en el último momento escucharte. cerrar los ojos lo oscuro es tu cabeza los destellos los fuegos artificiales son la sima que te nombra. y nombrarte y nombrarte y nombrarte. nombrarte no encontrar pero recoger el pelo con el pelo la ciudad con la ciudad a mí (estrellas del cabello: la vida es más fácil si las saco). chocolate flores hinchazones    un portal recién fregado en el que marcas tus huellas hasta mi puerta dos litros de agua correr    hasta mí. esquivar la palabra sexo jugar a los obstáculos pero sí también el río en el que hay un pez en el que el pez busca aros en las rocas me oyes lo entiendes? o algo mucho más profundo o algo que esté más allá de los cercos

 

de los dedos en la arena nombrar el glaciar del verano. nombrar la ofensiva de la naturaleza las estrías (me marca el tiempo. soy un reloj sin agujas) y el brillo de los ojos: brillar en los ojos como las farolas o algo más sí siempre algo más hallar en la vida siempre algo más. y nombrarlo. hacer un escondite en el que no quepa nadie o amar un cuerpo o dos o tres o cinco. conocer un cuerpo. conocer las marcas secretas del cuerpo (mira esta cicatriz la conseguí en el muelle qué tenía en la cabeza). comprender el cuerpo. ordenar el mensaje. y nombrarlo. y aun así

 

deseo.

 

y aun así deseo. por ello hablaré hasta arder como un gato torturado como un gato

 

torturado.

 

 

 

 

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* Los dos primeros poemas proceden del libro Pueblo yo, en tanto el tercero pertenece a Deseo y la tierra

 

 

 


Aida González Rossi

 

Aida González Rossi (Tenerife, 1995) estudió Periodismo y un Máster Universitario en Estudios de Género y Políticas de Igualdad en la Universidad de La Laguna. Ha publicado poemas en revistas, webs y fanzines. En 2017, su cuento «Casas, desiertos o bosques» resultó ganador del XX Premio Internacional de Relato Breve de la ULL. Ha publicado Deseo y la tierra (Cartonera Island, 2018) y Pueblo yo (Liberoamérica, 2020).