· 

Tres poemas de 'Emisarios'

Juan Manuel Macías

 

 

 

ENSEÑANZA

 

Gloria a los que miraron al fondo de las cosas,

más allá del cansancio, o la tristeza

con que los ocasos se pliegan a sus frentes últimas.

El trocito de pan que insiste en la directriz de su instante

y el delicado arco que reinventa

la estrella de las noches aparcadas.

 

Hay un fragor de fondo, apenas una respiración de casas vecinales:

desconsuelo y llanto. Desconsuelo

y también pesadumbre

con que las viejas ciudades regresan a su matemática.

Pero también una página que nos hirió con un oro pasajero

y las nubes, que saben correr sobre los charcos más pobres

con la fe libertaria de mil muchachas descalzas.

 

Y hay en tu sonrisa en el final del día

una delicada impronta que aún el tiempo no acierta a deshacer.

Y una rara enseñanza: lo que expande

el universo

es la más elemental compasión.

 

 

 

 

SOLITURNO 

 

«…un perro, un infinito perro»

Salinas

 

El perro que ladra

afuera en la noche,

como en cualquier noche del mundo.

El mismo que escuchabas en la niñez,

contrapunto de una letra intempestiva:

el vago vértigo, el impreciso anhelo

que oscurecía en tu pensamiento.

El mismo que ahora escuchas,

como leyenda que regresa

de un país imposible, enajenado

que de tan lejano que parece se te volvió ya íntimo, entrañable

mapa de sombras, lugares, años y palabras a medio pronunciar.

Quizás sea el primero de los perros, o tal vez el último,

ese que puebla las páginas tardías de tu entresueño,

ese que escuchas en su mínimo infinito,

cuando al final cierras los ojos y empiezas a sentir

que no hay nada más solo, más vulnerable,

más propiamente humano

que el ladrido

de un perro en la noche.

 

 

 

 

GUIRNALDA 

 

Homenaje a Karyotakis

 

Regla triste y vertical, los cuerpos

se encienden y se apagan al fondo de los días

igual que un firmamento

de preguntas, fotogramas, trazos

apenas perfilados en la tibia sal del labio.

Y van cayendo, uno tras otro, rescoldos y penumbra,

en su solo segundo triunfante.

 

He aquí el cansancio

declarado hace tanto en el ruido blanco de los árboles

o en las radios que no transmiten más que el escueto parte de

la ceniza.

Han publicado en letras grandes las últimas heridas vespertinas

y detrás de los cuerpos el niño se encoge y tiembla,

atravesado por el más elemental futuro.

 

Lo escuchamos, de pronto, ese tibio sonsonete

que va extendiendo sus dedos por la piel

hasta llegar a acariciarnos el corazón del miedo.

 

Un viento mitológico tañe —música de ancestros— la memoria,

y un tumulto de miradas transparenta la noche,

viejo pregón sin letra, premonitorio y solemne.

Y nos cogemos las manos (las tuyas, las mías, las de todos),

como un sostén final, un gesto de cobijo

o un simple deseo de ternura;

y verticales y tristes, muy tristes, nos dejamos caer

allá donde la noche nos convoca

igual que una guirnalda de silencio,

como gentiles pétalos de sueño

 

(porque sabemos

que un cuerpo no es sino continuación de otro).

 

 

___

* Los poemas seleccionados pertenecen al volumen Emisarios (Pre-textos, 2019).

 

 

 


Juan Manuel Macías

 

Juan Manuel Macías (Cartagena, 1970). Tiene publicados la traducción y edición de las poesías de Safo (DVD Ediciones, 2007), del poemario de María Polydouri Los trinos que se extinguen (Vaso Roto Ediciones, 2013. Premio de la Sociedad Griega de Traductores de Literatura a la mejor traducción de una obra griega contemporánea), de la poesía completa de Cavafis (Pre-Textos, 2015) y del poemario de Kostas Karyotakis Elegías y sátiras (Pre-Textos, 2018). Asimismo, es autor de los libros de poemas Azul de enero (2003), Tránsito (DVD Ediciones, 2011) y Cantigas y cárceles (Isla de Siltolá, 2011), y del libro de prosas y ensayos Sucede en la voz de otros (Isla de Siltolá, 2015). Su último poemario publicado hasta la fecha es Emisarios (Pre-Textos, 2019). Ha coordinado la página web de DVD Ediciones. Es fundador de la revista de poesía Cuaderno Ático.