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El don de la pobreza

Pedro Flores

 

 

 

SHANE EN OTRO BAR

 

Pero entonces sí me dejabas salir de noche,

cuando él tardaba demasiado y tú, otra vez, 

me mandabas a buscarlo, no se parta la cabeza

ya sabes que cuando se emborracha…

Te quedabas como una lívida gárgola en la ventana

y aún te daba tiempo de decirme susurrando,

porque no tienen que enterarse las vecinas,

que no me acercara demasiado a la puerta

pues hay cosas que no ha de oír un niño.

Entonces yo era el pequeño Joey en Raíces profundas

pero él no era Shane, el errante pistolero,

sino un borracho triste en una esquina de la barra

que se apoyaba luego en mi hombro para no caer del todo.

Ahora yo estoy sobre la mugrienta barra del poema,

donde me emborracho con silenciosos maniquíes

a los que llamo Rubén, César, Don Antonio.

Ella se impacienta en la ventana

y afuera él me espera para sostenerme en su hombro,

sin acercarse demasiado a la puerta

porque hay cosas que, de ninguna manera,

ha de oír un muerto.

 

 

 

 

ABUELO CANTABA EN LA DUCHA

 

En sus ojos recogió muertos sin nombre,

muchos muertos recogió para mí

Yehudah Ammijai

 

Apenas recordaba algunas palabras

de aquel idioma endemoniado de su infancia,

con jirones de una lengua de escarcha y olvido

la memoria de un bosque y una torre, 

decía Hungría y en qué iba yo a pensar

sino en vampiros y en húsares duelistas.

No había agua caliente, pero aun en invierno

era feliz bajo el escuálido chorro de agua fría.

Sobre las losas del patio los últimos rizos oscuros

iban flotando inexorablemente hacia el sumidero,

como los tozudos partisanos de una guerra lejana

veían menguar su número tras cada emboscada.

A Abuela le daba vergüenza que los vecinos

le oyeran berrear en aquella jerga de gitanos

y él decía que el mayor milagro del mundo 

es que se abriera una ducha y saliera agua.

Qué más podría salir de una ducha abierta,

pensaba yo, que no fuera agua y él secándose

las menguantes guedejas, el costillar marcado,

se miraba la cifra azul tatuada en el brazo.

 

 

 

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Procedencia de los textos: ambos poemas pertenecen al volumen El don de la pobreza (Premio Flor de Jara de poesía 2019, Colección “Poesía” de la Diputación de Cáceres).

 

 

 


Pedro Flores

 

Pedro Flores (1968, Las Palmas de Gran Canaria). Ha publicado más de treinta títulos de poesía, narrativa y teatro. Entre otros, ha obtenido los premios de poesía José Hierro, Antonio Oliver Belmás, Flor de Jara, Fray Luis de León, Ciudad de Tudela, Gil de Biedma y Alba, Ciudad de Las Palmas, Pedro García Cabrera, Tomás Morales o Ciudad de Santa Cruz de La Palma de Poesía, e Isaac de Vega y Domingo Velázquez de relato. Fue finalista del Premio Nacional de la Crítica en 2010. En 2016 la editorial sevillana Renacimiento edita una antología de su poesía bajo el título Salir rana. Textos suyos han sido traducidos al portugués, italiano, francés, inglés, alemán, eslovaco y húngaro. Sus poemas han sido publicados en numerosas revistas.